A estas alturas la Subdirección de Personal no ha reparado que el proceso de unificación es realmente importante para más de 2/3 de los oficiales del Cuerpo. De cómo se trate a esa mayoría de oficiales puede depender en gran medida que en los próximos años estemos en un proceso de transición ordenada y tranquila a la escala única o que la mayor parte de las energías se empleen en un contencioso permanente; un ir y venir de recursos, contenciosos y pleitos que merme sobremanera la eficacia en el trabajo de los que en última instancia coordinan el día a día.
No se trata de una amenaza sino de una prospectiva de cómo puede llegar a ser ese futuro escenario. Porque estamos ante una ocasión única:
- Se eliminan las discriminaciones de la última década haciendo que todos los oficiales de la Guardia Civil sean tratados por igual en el momento de la unificación.
- Se pergeña un escenario de futuro propiciando un cambio estructural en la plantilla de oficiales, aumentando la plantilla hasta unos ratios homologables a otros cuerpos policiales nacionales, unos ratios que permitan entre otras cosas mitigar los problemas de conciliación de la vida familiar que cada día están empezando a cobrar más importancia. Y con ello el Cuerpo conseguiría cumplir escrupulosamente las leyes existentes, al tiempo que los posibles perjuicios que sienta los miembros de la ESO se anularan.
- Se conseguiría en el plazo más breve posible cohesionar la oficialidad de la Guardia Civil. Eliminando por tanto una sensación de discriminación que contribuye a una permanente situación de desconfianza o, cuando menos recelo, de las demás escalas hacia la ESO.
- Y sobre todo se conseguiría acatar la L. O. de Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, porque por primera vez los principios de igualdad, capacidad y mérito serían contemplados, no como hasta ahora que todos esos principios quedaban subsumidos en el de la prevalencia por la procedencia.
Sin embargo ese no es el horizonte que dibuja la falsa negociación que se está produciendo en el Consejo. Un manido discurso de sordos se está repitiendo: de las múltiples apreciaciones que hicieron AUGC y UO en el monográfico sobre la unificación no se ha recogido ni una. Es más el único cambio introducido en el proceso unificador no es más que una especie de soborno de estómagos contentos, subirle paternalistamente la paga a los más (a los alféreces) para contentar a todos. Mala estrategia si la subida hubiera sido de otro calado otro gallo les podía haber cantado. Pero vamos a ver hay algún alférez que por unos pocos €s consienta en que:
- Un baby que no sabe aún que quiere hacer con su vida apruebe una oposición y dentro de 5 años llegue a Capitán antes que él que llevará más de 10 años de oficial
- Una aclaración: esa oposición es de las más baratas del Cuerpo: para acceder a la escala de Cabos y Guardias la ratio es 1/12 en ocasiones (12 opositores por plaza), para Sargento viene siendo 1/4, para Oficial de la EO 1/5 y para oficial de las facultativas 1/9 en ocasiones (con el añadido que la mitad de las plazas se suelen quedar desiertas). Por contra a la ESO las ratios de oposición en la última década apenas alcanzan el 1/3.
- Cuántos de ellos van a enseñarle a atarse los cordones a un seudo-compañero que durante sus 4 o 5 primeros años de vida profesional no sabe donde tiene la mano derecha a no ser que esté en una academia militar.
- Podemos sentirnos a gusto en una institución donde la solidaridad corporativa es de origen o de casta, no de profesión. Porque lo que se defiende en ese borrador ya no son los intereses propios, sino los de los hijos que están o se les espera en la AGM, los de los compañeros de fatigas en la incruenta vida militar. Por contra ni un ápice de corporativismo para los seudo-compañeros que llevan batiéndose el cobre 20 años en el cuerpo, 10 como oficial.
- Alguien puede creer que esta forma de integrar no va a causar más malestar y desazón que la separación de la década anterior?
- Y, peor aún, nadie es consciente que ese malestar va a tener consecuencias importantes que redundarán en que todo ese orgullo supuesto por el Cuerpo no tenga que acabar desvaneciéndose en una permanente lucha por los intereses profesionales perdidos.