miércoles, 22 de abril de 2009

Reividincaciones de una casta

Hace unos días nos sorprendieron la salida a la palestra de la asociación que no era asociación, la que se presentó a las elecciones sin programa, pero obtuvo un claro éxito porcentual en su circunscripción, ahora ya sabemos porque:
El inquisidor más terrible siempre fue el converso ¿La escala Superior de oficiales sólo se presentó a las elecciones para conservar sus prerrogativas?

La Comisión de Oficiales de AUGC dio la bienvenida a la agrupación de electores AEDES. Sin embargo no podíamos menos que mostrar perplejidad. Ante todo de su ingreso encubierto (asociación ¡NO!, agrupación) en el asociacionismo. El ingreso del colectivo del Cuerpo del que se podría decir que, apenas una década antes, procedían los que persiguieron con una saña inaudita cualquier veleidad asociacionista en el Cuerpo era clave para repudiar el concepto de asociación. Es decir, no sorprendía que se presentaran a las elecciones como una agrupación y no como una asociación: maldito nominalismo, hay palabras que no tienen cabida porque no se puede admitir que su realidad exista. De cualquier forma, este aspecto se soslayó, pensamos que los componentes menos reaccionarios habían tomado las riendas, llevando al colectivo a entrar en una auténtica dialéctica democrática.

No menos sorprendente y comentado fue el hecho de que no presentara programa alguno en un procedimiento electoral, máxime cuando fue la más votada en su escala: porcentualmente espectacular, en número de votos ridículo. Pasmoso fue que la ESO votara al abismo.

Podríamos seguir, pero no queremos apuntar otros aspectos no menos sorprendentes, porque hoy el enigma nos ha sido revelado.

El asociacionismo mayoritario, en el Cuerpo y en el Consejo (el de AUGC), persigue la mejora integral del Cuerpo. Sí, pueden darse tensiones entre escalas, pero lo que se busca es minimizarlas o erradicarlas, así como los abusos y las desviaciones de la verdadera disciplina militar, para conseguir que el trabajo en equipo prepondere y con ello se alcance una labor mejor hecha, y que el Cuerpo se convierta en una institución más democrática, moderna, eficiente y eficaz. Ese es el sentimiento mayoritario en el Consejo, al menos el 60 % de los vocales y más del 80 % de los votos. Si esto es para felicitarse, bien distinto es la sensación que nos dejan las pretensiones de AEDES que recientemente han visto la luz.

Parece como si fueran un grupo de ungidos por la divinidad que no les importa otra cosa que mantener una situación de preponderancia de casta. Ni siquiera merecería la pena rebatir sus argumentos, la mayor parte son falacias o desprecio absoluto a la sociedad civil, típica herencia del militarismo rancio heredado del franquismo. Ellos son una casta que está por encima del bien y del mal, cualquier formación técnica o tecnológica recibida en instituciones universitarias (civiles) no puede equipararse a la que ellos han recibido en su período de formación. Ni que decir tiene que durante dos años la Escala Superior recibe una formación militar que es sustantiva para ellos, pero no para un Cuerpo (el nuestro) que casi con exclusividad realiza labores no-militares y una interacción permanente con población y sociedad civiles. No queríamos rebatir pero incluso entre los argumentos empleados se evidencia su escasa capacidad retórica. Para muestra un botón: si desde 1996 se exige un SLP determinado quiere decir que la mayoría de esa escala no lo tiene o si lo tiene no es por imposición. Sin embargo a cualquiera que no sea de la casta superior hay que pedirle lo que muchos de ellos no tuvieron que conseguir, lo que muchos de ellos hoy no serían capaces de obtener.

Se puede ir más allá. El sentimiento de casta es tan fuerte que ni lo utilitario importa. Aunque se realice una integración de escalas los miembros de la ESO van a continuar en la cúspide muchos años, cuando empiecen a tomar el relevo oficiales procedentes de otras escalas la integración habrá acabado diluyendo las diferencias. Pero es que lo que importa es la casta, es preciso que continúe el privilegio feudal: “…cualquier licenciado podrá convertirse en oficial de nuestra escala…”, que desprecio rezuma esta frase, un desprecio hacia el saber, la cultura y el conocimiento,… tanto que frases similares podríamos encontrar en los bárbaros caballeros medievales y tardo-medievales: sólo sus principios culturales, sus ridículos ritos iniciáticos valen, el resto son de los inferiores, los que, medio en broma, medio en serio aún se escucha, no son de sangre azul.

Ese sentimiento de estar en posesión de una verdad incontrovertible llega a extremos patológicos cuando se busca sumar a los miembros de la EFS: los que formaban parte de su circunscripción electoral tienen que pensar como ellos aunque resulten perjudicados. Supongo que es la coartada a su absoluta carencia de representatividad democrática: AEDES representa a ESO y a EFS pero, realmente, sólo busca los intereses espurios de los primeros.

Desatino completo porque en ningún momento se busca hacer de la necesidad virtud. Si vamos necesariamente hacia una unificación de escalas porque no intentar paliar las carencias de todos los grupos: mandar u ordenar lo puede hacer cualquiera, es cuestión de status, hacerlo medianamente bien es más difícil, se necesita preparación (en el caso de policías la preparación militar es más una carencia, de conocimientos y también de valores, que un acervo cultural), pero también experiencia profesional (como la que tienen los miembros de la E.O y muchos de los miembros de las Escalas Facultativas) y experiencia personal vital (como tienen los que han pasado por las decantes universidades civiles).

En cualquiera de las cuatro escalas existen déficits que se pueden minimizar buscando una integración sin menoscabo, porque el adiestramiento (por cierto los que tenemos perro hace tiempo que los educamos, no adiestramos) y la instrucción no pueden ser equiparables a solventar a pie de obra lo que la Constitución le demanda a la Guardia Civil: “…proteger el libre ejercicio de los derechos y libertades y garantizar la seguridad ciudadana”. No en un ejercicio de instrucción, sino en la dura cotidianeidad. Pues eso es lo que han hecho durante mucho más de 3 años todos los miembros de la E.O. y buena parte de los miembros de las Escalas Facultativas.

No denigremos por comparación. Las comparaciones son odiosas para todos y cuando alguien necesita hacerse valer mediante comparación, a lo mejor, es que vale muy poco cuando se considera.

Por ello analicemos con serenidad la situación: cuatro escalas de oficiales producto de otras tantas leyes o normas jurídicas democráticas (que aunque no se compartan hay que aceptar porque lo son, democráticas). Nadie se puede erigir en un cuarto poder para hacer oficiales a quienes ya lo son por ley, lo que sí se puede hacer es dejar a un lado voluntarismos de casta y poner a remar a todo el mundo en la misma dirección: acaso no es eso lo que se espera de un jefe o de un oficial. ¿Cuál ha de ser esa dirección? Convertir a la Guardia Civil en un Cuerpo más democrático, eficaz, moderno y eficiente; cohesionar a su oficialidad puede ser una condición necesaria que no suficiente para ello.

Y es en ese sentido donde AUGC-COO os daba la bienvenida al asociacionismo y os la sigue dando, pero para buscar la mejora del colectivo entero, no sólo de un grupo: la Guardia Civil en su conjunto es la que ha de mejorar y esa debe ser la razón de ser de asociaciones y agrupaciones, por lo menos ese es el convencimiento sincero de la Comisión de Oficiales de AUGC.
El artículo lo puedes ver también aquí -->http://augc-coo.es.tl/LaCaverna.htm

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