martes, 12 de mayo de 2009

El General no tiene quien le escriba

Sorprendidos estamos. Y a estas alturas ya no deberíamos. Acaso el proceso de unificación va a significar perder la cordura para aquellos colectivos que siempre la han demostrado con holgura. Si no es así, será que la sicología, la mala sicología pretende, desde dentro, pero sin dar la cara, dinamitar el proceso plenamente democrático iniciado por el que el Consejo elegido democráticamente participa en la elaboración del proyecto de ley de personal.


¿De qué? Si no fuera por lo descabellado podría ser preocupante, nos explicamos: Hay un documento circulando que, usando el pretexto de la unificación de escalas de oficiales de la Guardia Civil, pudiera hacer pensar (a algún malpensado) que podría pretender subvertir el orden establecido. Con ello podríamos volver a la duda planteada en algún medio: "… Semejante situación nos conduce a la sempiterna pregunta, tan al uso en la transición: ¿es la Guardia Civil un estado dentro del Estado?..."


¿Cómo?. Creando los Cuerpos Comunes de la Guardia Civil. Hasta ayer en España había Cuerpos Comunes de las Fuerzas Armadas, pero siguiendo ese documento podríamos tener una Guardia Civil asimilable a las FAS, dejaría de ser un Cuerpo y se convertiría en al menos dos, el convencional y el común. ¿Una duda conceptual importante que surge es si deberíamos seguir llamándola Cuerpo o FAS-bis (maldito nominalismo)?.


¿Cuándo? Ahora, aprovechando la reforma de la ley de Personal. En lugar de unificar las escalas de oficiales se procedería a una desagregación para que, de la forma que fuera, prevaleciera una, aprovechando el viejo aforismo del divide y vencerás. Conseguida la fase de segregar las escalas facultativas, no integrándolas en la escala única se podría dar otro paso para no integrar a la que quedaría, un nuevo estadio que habría creado una escala única que, auténticamente, fuera única y Superior.


¿Por qué? Hay al menos 2 grupos de intereses que confluyen: defensa frente a la amenaza y ambición desmedida. Intereses dispares que objetiva y técnicamente no convienen a la organización y, sí son el exponente de intereses de grupo e individuales puntuales.


¿Por quién? Unos, los de un segmento de una escala que se cree amenazada que, de repente, han de salir de su búnker intelectual, han de enfrentarse a la posibilidad, por nadie mejor expresada que por ellos, de que "…cualquier licenciado podrá convertirse en oficial de nuestra futura escala…". De pronto aparecen ante el mundo sin el caparazón de un tradicionalismo que, mantenido a fuer de poca racionalidad, les había cobijado. Desde esa óptica es comprensible: un sector social o profesional que se sienta amenazado (sea real o no la amenaza) reaccionará con todas sus energías y se buscará un aliado, cualquier aliado al uso. Aunque para desazón de muchos de ellos están en el primer peldaño de la conciencia de clase marxista (cuando muchos pensaban que habíamos alcanzado el final de la historia)

Pero además hay otro sector implicado, el que cree que realmente estaba llamado a formar el núcleo de esos futuros cuerpos comunes. Los presupuestos de partida informaban la integración de las 4 escalas de oficiales. Hay un sector minoritario de las escalas facultativas que vieron encenderse todas las luces de alarma: en una escala a extinguir el personal que la forma disminuirá, con ellos el catálogo de puestos de trabajo también,… Siguiendo el razonamiento se llega a una zozobra que se expresa explícitamente en el documento, la de no poder alcanzar una situación como facultativo en la que "…No debe ser descartable que puedan desarrollar funciones de alta dirección (Gnal)…" (por cierto General se abrevia Gral.)

En definitiva un sector de una escala se siente amenazado y se defiende apoyándose en la megalomanía de otro sector (este último diminuto) de otra escala que está convencido que su lugar en la historia era ser el General de los facultativos. Desgraciadamente creemos que no va a poder ser, que el General no va a tener quien le escriba y a lo mejor tampoco el Coronel.

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