Hemos dado tiempo al tiempo, más allá, incluso de lo razonable. Pero la situación no parece haber cambiado o, al menos, no lo ha hecho más que en lo superficial: tenemos asociaciones, tenemos grupos de trabajo, pero, ¿acaso no se decide de la misma forma que antes?.
A ese cambio en las formas nos asíamos como desesperados náufragos. Le dimos una oportunidad al cambio, pero el cambio no nos la da a nosotros.
Los frentes abiertos no se han cerrado, ni visos de hacerlo, al tiempo que nuevos frentes se abren:
- Mientras, asistimos atónitos que, por parte de quien ni tiene representación asociativa, ni la precisan porque están por encima del bien y del mal, pergeñan una especie de manifiesto en el que se anhela que todo lo negociado se vuelva humo y sombras.
- En el terreno de lo palpable, peor. porque aparecen nuevas manifestaciones de que la unificación no es ni tan cercana, ni tan posible:
- Un nuevo curso de oficiales, el de judicial, en el que sólo se admiten de alumnos a miembros de 2 escalas y, que no se llamen a engaño, los de la escala de oficiales admitidos lo serán sólo en el caso de que lo permitan los superiores.
- En informática se ha producido un episodio memorable, pero,... eso necesitará de otra entrada para ser contado y otra más.
- La falta de necesidad de regular la jornada laboral de los oficiales, porque han de estar siempre disponibles. Por supuesto eso lo dicen quienes saben que el fin de semana es sagrado, se para la guerra y no se trabaja.
- El espinoso debate que se va a producir sobre el Complemento específico singular.
- etc., etc. Los iremos desgranando a medida que vayan teniendo actualidad.
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