miércoles, 28 de octubre de 2009

El privilegio y la casta

¡Cómo se equivocaba Fukuyama! No sólo no estamos ante el final de la historia porque lejos de haberse superado la dicotomía liberal-social, estamos ante otra mucho más antigua.

Repasemos. Si en un país del primer mundo pervive una situación en la que las leyes no son aplicables a todos por igual, en donde como en las sociedades estamentales no todos están sujetos al mismo régimen impositivo y donde, además, no existe el mismo sistema de protección social para todos, ¿donde estamos?.

Efectivamente, en la transición, en la transición del feudalismo al estado moderno.

Cualquier sociológo que analice estas premisas podría explicarnos que estamos, muy, muy sintéticamente, enumerando las características de un período que es anterior a la revolución industrial, un estadio feudal que se caracteriza porque determinados grupos (llaménse estamentos o escalas) traten de perpetuar su situación de privilegio.

Por lo que ese aforismo del que hemos abusado en ocasiones ¿debe la Guardia Civil volver a sus esencias decimonónicas?. Pero, ¿para qué?, si puede que esté en el siglo XVIII. Sólo si consideramos la premisa de que está dentro de un estado moderno que, por cierto, formó parte de lo que se ha dado en denominar feudalismo desarrollado, lo que viene a decir que realizó sus revoluciones burguesas más tardíamente, podremos seguir considerando que realmente conserva esas esencias.

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