viernes, 27 de noviembre de 2009

¿La cúpula de la Guardia Civil ha dado por amortizada la etapa socialista?


Nos hemos acostumbrado a que ZP tenga la culpa de todo. Tanto que muchos creen que el gobierno actual no es más que un zombie, un muerto viviente.


La cúpula de la G. C. también lo piensa, porque en su seno hay sectores ("el búnker") frontalmente en contra de algunas de las normas de los últimos gobiernos socialistas. Concretamente la L.O. 11/2007 ha tenido, no abiertamente, muchos detractores entre sus miembros. Esa ley pretendió dar, de una vez por todas, derechos a un colectivo que en nuestra última etapa democrática los ha tenido muy recortados; parafraseando la canción,… 35 años son nada…35 años de pocos derechos y muchas obligaciones. De ahí el nombre de le Ley: de Derechos y Deberes de los miembros de la Guardia Civil.


El sector más conservador de este Cuerpo no está conforme con ella y la está soslayando cada vez más abiertamente. En octubre el Grupo Parlamentario Socialista insta al Gobierno del mismo partido a "… que el Gobierno proceda de la manera más rápida y por supuesto escuchando siempre a los destinatarios de la norma que deberá adecuar… esta norma a la Ley de la Carrera Militar y, cómo no, al Estatuto del empleado público..". La sorpresa es que, tras más de un año de negociaciones entre la Dirección General y las asociaciones representativas profesionales, ese sector reaccionario que apuntábamos quiere que la ley muera de inanición, apostando por un cambio de gobierno más favorable a sus presupuestos que se resumen en una posición de privilegio predemocrático.


Un sector que parece estar dando la antigua respuesta de los virreyes americanos: "la ley se acata pero no se cumple", es decir, se reconoce el mandato del gobierno, pero sus órdenes tienen poco impacto en la práctica.


Mientras tanto el descontento crece. Los directivos del Cuerpo que han tratado de llevar a buen puerto la 11/2007, apostando claramente por el diálogo con las asociaciones, van a quedar relegados en sus legítimas aspiraciones profesionales. Con ello el búnker consigue, por un lado, sus objetivos (paralizar la nueva Ley de Personal que les merma privilegios) y por otro lanzar un aviso para navegantes. Al mismo tiempo que afianza su preponderancia sobre el gobierno al que está supeditado.


Mientras tanto el descontento aumenta. Una insatisfacción que afecta a todos los ciudadanos, porque afecta a las bases del Cuerpo, y también a los cuadros de mando intermedios que nunca habían expresado un malestar tan profundo y continuado. Malestar por una Ley que no llega, la de personal, que principalmente consiste en una unificación de las escalas de oficiales. Malestar por la arbitrariedad y la discriminación, como pone de relieve que la mayoría de los 30 ingenieros informáticos que a la vez son oficiales del Cuerpo hayan enviado en los últimos meses al menos 2 solicitudes, amparándose en el artículo 14 de la CE, en las que plantean que se apliquen los principios de mérito, igualdad y capacidad, porque les indigna que su preparación académica, de ingenieros, les proporcione menores retribuciones que los de su mismo empleo y en los mismos destinos que no están titulados.


Episodios de este tipo se cuentan por cientos pero este nos parece suficientemente revelador de la situación y sobre todo clarificador: no importa capacidad y mérito lo único que importa es que la procedencia del oficial sea la adecuada, de una academia militar, el resto son oficiales de 2ª.

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