viernes, 4 de marzo de 2011

El borrador imposible de la Ley de Personal



Decíamos hace unos días que, sobre el contenido del nuevo borrador aque ha presentado la Dirección en el grupo de trabajo, no cabía entrar a discutir, eso es cierto, pero, tal vez lo que sí es preciso es matizar el porqué de nuestro rechazo.
Hay que considerar que la reforma de la Ley de Personal se realiza forzada por 2 imperativos jurídicos:
Por un lado la adaptación a Bolonia, es decir R.D. 1393/2007, con arreglo al que se debían de haber adaptado todas las enseñanzas superiores al EEES, incluyendo las de la Guardia Civil. Lo cierto es que no se han adaptado y que con el borrador propuesto se retrasa la adaptación a 2013, con el fin de que los que entraron en la AGM en el 2008 preponderen sobre los oficiales de carrera. Es decir los ‘proyectos de oficiales’ son más valorados que los oficiales existentes.
Además se crea un entramado para que el recién creado Centro Universitario sólo sirva a una ínfima parte del Cuerpo. Curiosamente los que no tengan origen militar han de traerse Bolonia de casa
La Ley de Carrera Militar (Ley 39/2007) es la segunda norma. Desconcertantemente la Subdirección de Personal empleó los recursos de inconstitucionalidad a dicha Ley desde las FAS como coartada para tener congelado el proyecto de Reforma de la Ley de Personal. A día de hoy un ex Jefe del Estado Mayor del Ejército de Tierra habla que un 65% de los cuadros de mando han recurrido una mal concebida Ley que, probablemente, no hubiera sido tan contestada si hubiera sido fruto de un consenso entre esos cuadros de mando.
Están dispuestos a asumir en la Dirección General de la Guardia Civil una contestación similar. Eso parece. A las pruebas nos remitimos
Han pergeñado un borrador que resulta mucho peor que el de la 39/2007, porque busca diferenciar a los oficiales por su procedencia, aniquilando los principios de igual, mérito y capacidad de la Ley 2/1986 (L.O. F.C.S.E), porque sólo busca primar la carrera de una parte de los oficiales en función de su procedencia de una academia militar; soslayando el mérito y la capacidad de oficiales titulados y con largas trayectorias profesionales en el cuerpo que se verán relegados ante unos timoratos, pipiolos y neófitos oficiales que deberán ser iniciados por aquellos que con la nueva ley de personal quedan relegados.
La promoción interna desaparecerá en la práctica. Y la posibilidad de que los miembros de la escala de Cabos y Guardias promocionen gracias a titulaciones universitarias que, cada vez más, son necesarias al Cuerpo, se imposibilita en la práctica.
Además en el borrador se contempla la necesidad de unos cursos inasumibles económicamente, que sólo pueden proporcionar unos conocimientos castrenses de poco o nulo valor para los que han de batirse el cobre en las vicisitudes propias del Cuerpo.
Pero lo peor de todo, sin duda, es que la nueva ley introducirá una falta de cohesión entre los oficiales que costará décadas superar.
Sin embargo de la necesidad siempre se puede hacer virtud: por ejemplo a los oficiales relegados, sin duda, les va a resultar muy estimulante, a partir de ahora, buscar las vías más adecuadas para luchar  por la unificación con la Policía Nacional
La lealtad es una espada de doble filo y no hay que olvidar que un oficial de la Guardia Civil ha de presidir su actuación en los principios constitucionales, en leyes orgánicas como la 2/86 o la 11/2007 y otras muchas y que en esa actuación siempre hay interpretaciones legítimas,… tan legítimas como el que la Dirección de la Guardia Civil relegue a sus oficiales en función de proyectos de oficial.
Alguien debería de pararse a reflexionar si merece la pena trabajar por alcanzar una ley que posibilite una cohesión entre las escalas de oficiales. La solución es evidente, el ex-Jefe de Estado Mayor del E.T. lo ha apuntado: buscar el consenso. O, acaso es más importante que prevalezca una parte al todo: es más importante que la ESO sea primada sobre los intereses de la institución completa. Si así fuera la desaparición de la Guardia Civil se ha iniciado.

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